miércoles, 22 de junio de 2011

DE VIAJE POR EL MUSEO DEL ORO DE BOGOTÁ.

UNA AVENTURA FASCINANTE, UN VIAJE A NUESTRAS RAICES

Los dias  21, 23, 24 ,28 y 30 de Junio del 2011 las señoras del programa Centro de Familia de las Obra Salesiana del Niño Jesús, asistieron a una salida pedagógica en compañia de las FMA, catequistas y el equipo de trabajo Social en las instalaciones del museo del oro de Bogotá; siendo este un motivo para  fortalecer  su formación humano cristiana,cultural. Nos alegramos como Familia Salesiana por todos los  logros obtenidos por estas personas y le rogamos a Dios y a Mariá Auxiliadora las siga bendiciendo.







BEATA LAURA VICUÑA ( UN ITINERARIO DE SANTIDAD)

Beata Laura Vicuña PinoUna niña que encontró a Jesús
y da la vida por la conversión de su madre
Fiesta 22 de enero
 
Sus amores: Jesús Sacramentado y María Auxiliadora. Es criada en la espiritualidad Salesiana.
Muy devota de Santo Domingo Savio, a quien se parece en su amor puro a Jesús y a la Virgen. Murió joven como el. 
Nació en Santiago, Chile, el 5 de abril de 1891. Su padre, Don José Domingo Vicuña, pertenecía a una familia de la aristocracia criolla chilena, de gran influencia política y alto nivel social. Su madre, Doña Mercedes del Pino, era de una familia humilde. Esta diferencia causa tensión familiar desde el principio.
Hay revolución en Chile, la familia está con el gobierno y debe huir de la capital y refugiarse a 500 km. Pronto su padre muere y queda su madre con dos niñas, Laura (con dos años) y Julia, en la indigencia. Emigran a la Argentina. El viaje es muy difícil y Doña Mercedes no tiene donde estar. Se junta en unión libre con Manuel Mora. En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes. Pronto destaca por su devoción. Sueña con ser religiosa.
Cuando escucha de una maestra que a Dios le disgustan mucho los que conviven sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase, cuando la maestra  habla otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. Laurita, a su tierna edad, se duele muchísimo cuando Dios es ofendido. Ahora comprende la situación en que está su madre. Lejos de resentirse contra ella, decide entregar su vida a Dios por su salvación.
Laura comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Ella está resuelta en su ofrenda. Recibe la comunión a los diez años. Ese día se ofrece a Dios y es admitida como "Hija de María".
En casa, Mora trata de manchar la virtud de Laura pero ella se resiste, por lo que es echada de la casa, a dormir a la intemperie. Después de esto, Mora no quiere pagarle la escuela pero las hermanas la aceptan gratuitamente. Un día, cuando la niña vuelve a casa, Mora le da a Laura una paliza salvaje. 

Hay una inundación en la escuela en pleno invierno. Laura pasa muchas horas con los pies en el agua helada, ayudando a salvar a las mas pequeñas. Cae enferma de los riñones con grandes dolores. La madre se la lleva a su casa pero no se recupera.
Laura le dice a su madre: "mamá, la muerte está cerca, yo misma se la he pedido a Jesús. Le he ofrecido mi vida por ti, para que regreses a El". Le pide que abandone a Mora y se convierta. Ella le promete cumplir su deseo. Sigue orando y ofreciendo sus sufrimientos intensos por su madre. "Señor: que yo sufra todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve".
Entra en agonía y dice: "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?

"¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".

Laura manda llamar al Padre Confesor. "Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre". Madre e hija se abrazan llorando.

Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Ha cumplido su misión en la tierra. Ha sido instrumento fiel de la Divina Misericordia. Ha triunfado el amor. Recibe la unción de los enfermos y el viático. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a ella le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima! Lanza una última mirada a la imagen de la Virgen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904.

La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.

Laura Vicuña ha hecho muchos milagros. Ver: lauravicuna.cl
El Papa Juan Pablo II la declaró Beata en 1988.
Sus restos están en el Colegio María Auxiliadora de Bahía Blanca Argentina.
ORACIONSeñor Jesús: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores. Amén.

miércoles, 15 de junio de 2011

¡ ALEGRÍA EN GRANDE !

PROGRAMA CENTRO DE FAMILIA
EL PROGRAMA CENTRO DE FAMILIA DE LAS OBRAS SOCIALES DEL NIÑO JESÚS, ES UN ESPACIO DESTINADO A LA FORMACIÓN HUMANO CRISTIANA DE LAS MADRES CABEZA DE FAMILIA DE LOS SECTORES MAS VULNERABLES DEL SUR DE BOGOTÁ. SE CONVIERTE PARA TODOS LOS Y LAS  QUE ESTAN ALLÍ, EN RESPUESTA A ALGUNAS DE SUS NECESIDADES Y ANTE TODO ES LA OPORTUNIDAD DE PROYECTARSE HACIA FUTURO; COMPARTIENDO EN MEDIO DE LA ALEGRÍA SALESIANA.

CONFIRMACIÓN "UN ESPACIO DIFERENTE"



EL ENCUENTRO DE CONFIRMACIÓN, SE CONVIERTE EN UNA OPORTUNIDAD MÁS PARA COMPARTIR CON TODOS LOS JÓVENES Y A SU VEZ BRINDA LAS HERRAMIENTAS NECESARIAS PARA CRECER COMO "BUENOS CRISTIANOS Y HONESTOS CIUDADANOS" TAL Y COMO LA PEDAGOGÍA DE DON BOSCO NOS LO ENSEÑO.

jueves, 9 de junio de 2011

UN ANGEL MAS EN EL CIELO (BEATO PAPA JUAN PABLO II)




Oh Dios Padre Misericordioso, que por mediación de Jesucristo, nuestro Redentor, y de su Madre, la Bienaventurada Virgen María, y la acción del Espíritu Santo, concediste al Beato Juan Pablo II  la gracia de ser Pastor ejemplar en el servicio de la Iglesia peregrina, de los hijos e hijas de la Iglesia y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, haz que yo sepa también responder con fidelidad a las exigencias de la vocación cristiana, convirtiendo todos los momentos y circunstancias de mi vida en ocasión de amarte y de servir al Reino de Jesucristo. Te ruego que me concedas por su intercesión el favor que te pido... (pídase).  A Tí, Padre Omnipotente, origen del cosmos y del hombre, por Cristo, el que vive, Señor del tiempo y de la historia, en el Espíritu Santo que santifica el universo, alabanza, honor y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria. 

 

DONES Y FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO


DONES DEL ESPIRITU SANTO (No.1830 del Catecismo)
La vida moral de los cristianos esta sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes las reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
 
Sabiduría
Es el más perfecto de todos los Dones. El nos hace preferir los bienes celestiales a los terrenales y que encontremos así nuestras delicias en las cosas de Dios.
 
Inteligencia (Entendimiento)
Nos hace comprender mejor las verdades de la Religión.
 
Consejo
Nos da a conocer con toda prontitud y seguridad, lo que conviene para nuestra salvación y la del prójimo.
 
Fortaleza
Nos da la energía que necesitamos para resistir a los obstáculos que se oponen a nuestra santificación –para resistir las tentaciones y no caer en pecado- para despreciar el respeto humano- para perseverar durante toda la vida en el cumplimiento del deber, en la vida cristiana.
 
Ciencia
No se trata de la ciencia del mundo, sino de la ciencia de Dios, nos da a conocer el camino que debemos llegar para llegar al cielo. Este don nos hace ver todas las cosas en Dios, como creaturas suyas, como manifestaciones de su Poder, Sabiduría y Bondad infinita.
 
Piedad
Despierta un afecto filial hacia Dios a quien podemos dirigirnos con toda confianza y una tierna devoción y prontitud para cumplir con nuestros deberes religiosos.
 
Temor de Dios
Inclina nuestra voluntad a un respeto filial hacia El; nos aleja del pecado porque le desagrada y nos hace esperar en su poderoso auxilio. Para entenderse bien, este Don nada tiene de común con el temor al castigo de Dios por nuestros pecados, el temor a las penas de esta vida, a las del Purgatorio y del Infierno. Nos es el temor del esclavo que sirve al amo porque no lo cartigue, sino el temor del buen hijo que teme disgustar al mejor de los padres.
 

LOS FRUTOS DEL ESPIRITU SANTO 
Son perfecciones que forman en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad.

Los frutos del Espíritu Santo son doce:


1.
Caridad: El acto de amor de Dios y del prójimo.
2. 
Gozo espiritual: El que nace del amor divino y bien de nuestros prójimos.
3.
Paz: Una tranquilidad de ánimo, que perfecciona este gozo.
4.
Paciencia: Sufrimiento sin inquietud en las cosas adversas.
5.
Longanimidad: Firmeza del ánimo en sufrir, esperando los bienes eternos.
6.
Bondad: Dulzura y rectitud del ánimo.
7.
Benignidad: Ser suave y liberal, sin afectación ni desabrimiento.
8.
Mansedumbre: Refrenar la ira, y tener dulzura en el trato y condición.
9.
Fe: Exacta fidelidad en cumplir lo prometido.
10.
Modestia: La que modera, regula en el hombre sus acciones y palabras.
11.
Continencia: La que modera los deleites de los sentidos.
12.
Castidad: La que refrena los deleites impuros.


Paciencia y Mansedumbre
Los frutos anteriores disponen al alma a los de paciencia, mansedumbre y moderación. Es propio de la virtud de la paciencia moderar los excesos de la tristeza, y de la virtud de la mansedumbre moderar los arrebatos de cólera, que se levanta impetuosa para rechazar el mal presente. Estas dos virtudes combaten, pero no alcanzan la victoria sino a costa de violentos esfuerzos y grandes sacrificios; mas la paciencia y la mansedumbre, que son frutos del Espíritu Santo, apartan a sus enemigos sin combate, o si llegan a combatir, es sin dificultad y con gusto.

Longanimidad
La longanimidad o perseverancia impide el aburrimiento y la pena que provienen precisamente del deseo del bien que se espera, o de la lentitud y duración del bien que se hace, o del mal que se sufre y no de la grandeza de la cosa misma o de las demás circunstancias.
 
Bondad y Benignidad
Estos dos frutos miran al bien del prójimo. La bondad y la inclinación que lleva a ocuparse de los demás y a que participen de lo que uno tiene. No tenemos en nuestro idioma la palabra que exprese propiamente el significado de benígnitas: y la palabra benignidad, se usa únicamente para, significar dulzura; y esta clase de dulzura consiste en, manejar a los demás con gusto, cordialmente, con alegría, sin sentir la dificultad que siente los que tienen la benignidad sólo en calidad de virtud y no como fruto del Espíritu Santo.
 
Modestia
La modestia es bastante conocida como virtud. Regula los movimientos del cuerpo, los gestos y las palabras. Como fruto del Espíritu Santo, todo esto lo hace sin trabajo y como naturalmente; y además dispone todos los movimientos interiores del alma, como en la presencia de Dios.
 
Continencia (Templanza) y Castidad
Las virtudes de templanza y castidad atañen a los placeres del cuerpo, reprimiendo los ilícitos y moderando los permitidos : aquélla refrena la desordenada afición de comer y de beber, impidiendo los excesos que pudieran cometerse; ésta regula o cercena el uso de los placeres de la carne.
Mas los frutos de templanza y castidad desprenden de tal manera al alma del amor a su cuerpo, que ya casi no siente tentaciones y lo mantienen sin trabajo en perfecta sumisión.